Todo lo que escapara a la lógica le producía rechazo. No pedía deseos ante las velas de la tarta o si veía una estrella fugaz. De pequeño, jamás se dejó llevar por los juegos relacionados con los números o palabras capicúa. No decidía por impulsos o presentimientos. Y siempre se permitió burlarse de los que lo hacían "por si acaso". Actuaba solo por lógica.
Sin embargo, su hermana era todo lo contrario a él.
—Tu horóscopo de esta semana dice que debes extremar precauciones.
—¡No digas sandeces!—contestó entre risas.
—Bueno, como quieras pero, ¿recuerdas que la semana pasada Clau me echó las cartas? Pues me dijo que cuidara mucho de la familia.
Se colocó el abrigo y salió de casa sin hacerle caso.
"Cuántas tonterías tiene mi hermana...", pensó apenas un instante antes de que cruzara la calle sin mirar y aquel coche se lo llevara por delante.
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