...Las madres de Mayo...


“Las madres de plaza de mayo jamás negociaremos los principios, sembramos un surco con amor, resistencia regando con nuestras lágrimas. Lágrimas y dolor convertidos en lucha aspiramos a dejar los ideales de nuestros hijos bien altos, levantamos sus banderas y rechazamos la muerte, trabajamos por la vida; no aceptamos reparación económica, la vida no se negocia, la vida vale vida. Queremos una democracia revolucionaria donde no haya injusticias, luchamos por la justicia, una justicia que viene desde la Ética, sin jueces cómplices y corruptos participes de la dictadura, que aun hoy están sentados en los estados judiciales, estamos seguras que llegará el día que todos los asesinos represores y torturadores vayan a prisión, es el único lugar donde deben de estar no libres en las calles, y menos en los puestos de gobierno, gracias a las leyes de perdones de los políticos cómplices [...] "



...32 años de lucha...

Dolor. Apenas puede abrir los ojos, nota como circula la sangre por ellos, aunque ya no recuerda si le golpearon ahí. El último golpe que recuerda fue en la barriga, un rotundo golpe que la dejó tumbada en el suelo, donde se golpeó en la cabeza, y desde ese instante, ya no sabe nada.

¿Sigue siendo de noche? Intenta incorporarse, tal vez haya cerca una ventana que le conteste a la pregunta. Apenas puede ponerse en pie, se da cuenta que está descalza, y apenas siente los dedos, pequeños, ahora lo recuerda. "Tenes unos pies hermosos, nenita. Seguro que muchos chicos han deseado besarlos, no opinarán lo mismo cuando dejen de ser bellos” Eso es lo que escuchó en un momento de lucidez. Un escalofrío, que recorre todo su cuerpo, le hace caer de nuevo al suelo. Y los recuerdos vuelven a su mente, la interrupción en la antigua casa familiar, donde creyó estar a salvo. Los gritos de su padre rogando que no se la llevaran. Las lágrimas de su madre, los rezos de la abuela. “Parece que a vos os gusta el Che, dejará de gustarte y acabarás contándonos todo lo que sabes” Dolor. El dolor le vuelve a la mente, no quiere ser débil, no quiere llorar, pero se siente sola, siente que le falta el aire, ahora si siente el dolor de los pies, el del golpe en la cabeza, el escozor de los ojos, el inmenso malestar del estómago…No quiere llorar, no quiere quejarse, no quiere gritar…

Tiembla…

Pasos…

Voces...

Alguien ha entrado en la celda, aunque apenas puede verla, sus ojos no quieren abrirse.

Nota un abrazo cariñoso y dulce.

-No te preocupes, debes de ser la nueva. El dolor físico se pasa, no dejes que sean más que tú.

Vislumbra algo del rostro de quien le habla, todo son golpes y moratones, Se deja abrazar, y se deja querer.

-Yo…Yo…- Temblará otra vez.“Shhht, no hables mi ciela, si no te dolerá más. Esto va a ser duro, muy duro, pero voy a estar aquí, acurrucándote.”

-¿Cuánto llevas aquí?

-Demasiado, y lo estaré hasta que nazca mi bebo. Mira, pon la mano aquí, que notemos algo de vida.”

No entiende nada. Esa extraña mujer,que debe de llevar ahí mucho tiempo, y que misteriosamente irradia felicidad y optimismo…

Meses más tarde, tras muchas más torturas, pero ni una sola confesión, esa mujer con la barriga enorme, albergando vida como más de una vez le dijo, rompería aguas, y nunca más volvió. Ella seguiría allí,perdiendo la vida, sin morir.

Unos meses después, el imperio del terror daría fin, pero para ella, la vida nunca más volvió a ser vida, hasta que comprendió que el bebé de aquella mujer, que se convirtió en su protectora, cuidadora y amiga, había sido regalado, eso le dio fuerzas para vivir. Recordaría una y otra vez sus palabras; "No permitas que se lo regalen a cualquier familia de militares, encuéntralo." Entonces no entendía nada, pero ahora, fuera, lo comprendió. Los niños nacidos en cárceles, eran regalados al nacer, repartidos entre los crueles verdugos, como si se tratase de un trofeo en lugar de una vida...

Vida. Tenía que luchar por aquello que le había dado vida durante meses.Se pondría a investigar, para encontrar a su bebé, como más de una vez bromearon. "Cuando salgamos de aquí, este será nuestro bebé, lo cuidaremos entre las dos, y será libre..."Cada domingo iría a la plaza de Mayo, aunque ella no fuese ni madre ni abuela, se veía en la obligación de encontrar ese bebé que les regalaba vida, ese bebé que en más de una ocasión le hizo sonreír, cuando no era tiempo de sonrisas…

[Nunca podremos llegar a expresar todo el horror vivido...]