...Neutralidad...


EE. UU., 3-12-1941

Se despertó empapada en sudor. Otra de sus pesadillas. Era algo habitual en ella lo de no dormir del tirón. Pero últimamente ocurría con demasiada frecuencia. Tal vez tenía algo que ver con la guerra. Su país, o más bien su país de adopción, iba a mantenerse neutral. Al menos ese era el discurso que todo el mundo pronunciaba.
Pero ella presentía que antes o después acabaría enfrascado en esa guerra.

Soñaba con aviones que se estrellaban, o aviones que eran derribados por otros o por una bomba. Nunca veía su cara, pero sabía que en ellos siempre era él quien pilotaba. Una vez le contó lo que le atormentaba cada vez que intentaba dormir y él no hizo otra cosa más que bromear “a un dios no se le derriba tan fácilmente”, y aunque ella le seguía la broma, “sólo un semidiós, no lo olvides”, en el fondo continuaba intranquila.
Ella ya había vivido el comienzo de otra guerra, en el que perdió lo poco que tenía.
Y ahora, él era todo cuanto tenía. Lo era desde el momento en que la sacó de España, puede que incluso antes. Sí, se enamoró de él mucho antes, y desde ese instante, supo lo importante que iba a ser en su vida.

Miró a su derecha y ahí estaba él. Se encontraba profundamente dormido. Sin embargo, tampoco solía dormir tranquilo. Excepto cuando lo hacía con ella. “No pienses que es por ti. Es porque quiero.” Si no soltaba la broma, no se quedaba a gusto. Pero como sabía de sobra que no era en serio, no podía evitar dedicarle una sonrisa. De igual modo, los dos sabían que la paz en sus sueños era por ella.

Se encontraba tumbado de lado, de espaldas a ella. Ésta pasó una mano suavemente por su dorso, con delicadeza, no quería despertarlo, sólo necesitaba sentirlo para calmarse. Normalmente, cuando la sentía despertarse sofocada, él ya había abierto los ojos y la estaba rodeando con sus fuertes brazos, para tranquilizarla, pero esta vez no fue así. Acababa de dormirse hacía no demasiado, y estaba en esa fase de profundo sueño. Él hacía unos días que le costaba conciliar el sueño, también temía que algo se acercaba. Sin embargo, prefirió no decirle nada, para no alarmarla.

Decidió ir a tomar un vaso de agua, tal vez eso le sosegara un poco y entonces si que se despertó.

-Anda ven aquí. – La invitó a acurrucarse entre sus brazos, cosa que no pudo negarle. Comenzó a acariciarle el pelo lentamente.

-Siento no dejarte dormir ninguna noche.
-Es la misión de los dioses, velar por los mortales, ¿no?
-Te quiero, te quiero muchismo.
Él comenzó a reírse, adoraba cuando le decía que lo amaba de aquella forma.

Poco a poco recuperaron el sueño los dos. Pero lo real, es que ambos se durmieron sabiendo que algo no iba a ir bien. Un mal presentimiento los atormentaba.

Cuatro días después, la neutralidad de aquel país iba a terminar también con su tranquilidad y la vida a la que se habían acostumbrado…

Nota: Es el capítulo de uno de mis relatos, uno al que le tengo un especial cariño...

Hoy suena a: http://www.youtube.com/watch?v=erq8p0pbsW4