¿Por qué no quiero que me felicites el 8M?



Sí, hoy es 8 de marzo, día de la Mujer. No, no quiero que me felicites. Ni que me mandes flores. Ni que digas que admiras a todas las mujeres "guapas y estupendas" que tienes alrededor. Ni que me expliques que no eres machista porque tienes esposa e hijas. Tampoco quiero que me digas que no me queje, ni que me vaya a protestar a Arabia Saudí, que allí vería lo que es machismo de verdad. No quiero que me digas que "rizo el rizo" o que soy "un poquito exagerada".


No quiero fiestas porque no tengo nada que celebrar cuando hace sólo dos días unos cámaras comentaron si una actriz "era puta" o si se la follarían. 

No tengo nada que celebrar cuando durante el confinamiento subieron las denuncias por malos tratos porque muchas mujeres se vieron atrapadas con sus verdugos. Sí, bajó el número de muertes. Pero lo hizo porque ellos se vieron poderosos: no podían salir, así que ellas no podían escapar tampoco, por lo que no tenían que matarlas para retenerlas. Hoy mismo ha sido apuñalada una mujer por su ex pareja.

No celebro nada porque siguen boicoteando murales feministas o tratando de hacerlos desaparecer.

No celebro nada porque en los libros de texto siguen sin aparecer referentes de la literatura, la ciencia, las artes... 

No quiero felicitaciones cuando hemos dejado que tengan representación y voz partidos que niegan la violencia de género. 

No tengo nada que celebrar porque hemos sido nosotras las que más hemos sufrido el peso de los cuidados durante la pandemia, que no ha hecho más que acrecentar la desigualdad que ya existía. 

No tengo nada que celebrar porque seguimos siendo invisibilizadas en la cultura y se nos siguen dando menos puestos de poder. Nuestras ideas siguen sin ser escuchadas en el trabajo. Nos niegan ascensos o subidas de salarios porque la mayoría de tareas que realizamos pasan desapercibidas o son menospreciadas, sólo por el hecho de ser mujeres.

No tengo nada que celebrar porque nos siguen acosando. Para muchas fue un alivio el confinamiento, el no sentir el miedo de vuelta a casa. 

No celebro nada porque siguen matándonos. Y muchos únicamente se centran en el 0,01 por ciento de denuncias falsas.

No celebro nada porque se nos sigue juzgando por la ropa que llevamos. 

No celebro nada porque miles de mujeres siguen sufriendo la explotación de la prostitución. 

No celebro nada porque seguimos siendo nosotras quienes renunciamos al trabajo, en la mayoría de casos, para ocuparnos de la familia. 

No celebro nada porque he visto como muchas empresas, influencers o marcas han querido comercializar con este día. No quiero descuentos en ropa o cremas. Y no quiero que me hagas creer que te importa algo el feminismo para después seguir pisoteándolo los otros 364 días. 

No celebro nada porque seguimos ganando menos de media, y continuamos peleando por acabar con la brecha salarial.

No celebro nada porque la del 8M ha sido la única manifestación prohibida de antemano, cuando hace apenas unas semanas se ha manifestado un grupo de nazis, por citar solo un ejemplo de tantos. 

Por no hablar de que se nos sigue culpando de la expansión de la pandemia cuando también se celebraron partidos de fútbol, conciertos, fiestas... aquel fin de semana. 

Tampoco celebro por esa eterna criminalización. Sí, hemos avanzado, pero no dejamos de retroceder en muchos aspectos y siempre debemos mantenernos alerta para no perder derechos. 


No celebro nada porque seguro que me dejo millones de razones. 

Así que, en lugar de "feliz", yo digo: Combativo 8M. Porque aún queda mucho camino por recorrer y muchas batallas que pelear.