Árbol centanario


Este microrrelato pertenece a un reto mensual elaborado por Maribel (Dos y veintidós) en el que usamos como inspiración una lista de términos. Este relato corresponde al día 24 de octubre.  



Cuando eran pequeños, solía esconderse tras el gran tronco del árbol centario que se encontraba al final del sendero, allá donde comenzaba el gran bosque al que tenían prohibido el acceso solos. El lugar era tan frondoso, que era muy fácil perderse. Por ello, el árbol marcaba el último tramo seguro.

Hoy, sentía que le faltaba el aire y que sus piernas no daban más de sí. Frenó en seco frente al centenario. Adentrarse en mitad de la noche en aquella arboleda era un peligro. Volvió a escuchar los gritos y aquel extraño rugir. Sabía que regresar era un suicidio. Todavía le quedaba una salida. Si lograba sobrevivir a la noche, por la mañana podría guiarse hasta el río y buscar ayuda al otro lado. Tras santiguarse, retomó la carrera.