Este microrrelato pertenece a un reto mensual elaborado por Maribel (Dos y veintidós) en el que usamos como inspiración una lista de términos. Este relato corresponde al día 31 de octubre.
Había interiorizado aquel adjetivo. Desde niña, cada vez que realizaba una trastada: “Esta niña es una bruja”. Cuando anticipaba algún acontecimiento: “Calla, pareces una bruja”. De adolescente, cuando rechazó al chico más popular de clase tuvo que soportar los comentarios: “Menuda bruja”. Tras lograr el ascenso en el trabajo, nadie pensó que hubiera sido por mérito: "Si es que hay que ser bruja para conseguirlo". Al decir en voz alta lo que pensaba: “Bruja”. Si se atrevía anteponerse a los demás: “Requetebruja”.
Llegó a creerlo y dejó de dolerle. Pensó que más que un insulto era una descripción realista. Aunque le llevó mucho tiempo asimilarlo, decidió que si hacer aquello que su cuerpo y su mente le pedían implicaba ser bruja, quería ser una y formaría su propio akelarre con todas aquellas que tuvieran el mismo deseo.