Flor

Este microrrelato pertenece a un reto mensual elaborado por Maribel (Dos y veintidós) en el que usamos como inspiración una lista de términos. Este relato corresponde al día 26 de octubre.  



Cuando la niebla matutina se hubo disipado, la encontró. Un escalofrío recorrió su columna vertebral. La meiga había sido clara: “Cuando aparezca la primera flor morada, volverá”. Aunque los pétalos todavía no se habían desplegado, el capullo no dejaba lugar a dudas, era de aquel color que anticipaba lo terrible. Durante varios años, no había hecho acto de presencia, en aquel remoto pueblo creyeron que se habían librado de su presencia. Pero la meiga jamás se equivocaba. Avisó al resto de vecinos y el silencio se apoderó de la población. Cuando llegó la noche, se encerraron en casa. Colocaron las piedras de azabache en las puertas, para protegerse. Colocó un colgante del mismo material a cada uno de los niños y los acostó pronto. Ella, sin embargo, no podía dormirse. Sabía a lo que se enfrentaban. Cuando el sueño la venció, le despertó un gran estruendo fuera. No debía asomarse, pasara lo que pasara. Cuando por fin amaneció y comprobó que todos estaban en la cama, por fin respiró. Cabía esperar que aquel año no nacieran muchas flores moradas.




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