Libro

Este microrrelato pertenece a un reto mensual elaborado por Maribel (Dos y veintidós) en el que usamos como inspiración una lista de términos. Este relato corresponde al día 28 de octubre.



Cuando llegó su nueva compañera de dormitorio, se presentó imponiéndole una única norma de convivencia: no podía coger sus cosas sin permiso. Odiaba que el resto de personas tocara sus cosas. Sin embargo, detestaba especialmente que tocaran aquel libro. Desde que ingresó en la residencia y tenía que compartir habitación, había demasiada gente que toquiteara entre sus pertenencias. Creía que aquellas páginas no tardarían en deshacerse, el encuadernado era ya muy antiguo y no estaba dispuesta a perderlo. Llevaba más de ochenta años consigo. 


El día que entró en el cuarto y vio todas las páginas por el suelo, rompió a llorar. 

—Yo... yo lo siento, estaba colocando mis fotos y cuando quise darme cuenta... —trató de disculparse su compañera. — Compraré uno nuevo, mi nieto lo buscará en internet. 

—No entiendes nada. No se puede comprar a ningún coleccionista. Este libro se compraba por capítulos. Mi padre los consiguió para mí y se encargó de encuadernarlo. Era lo único que tenía de él. 


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