Este microrrelato pertenece a un reto mensual elaborado por Maribel (Dos y veintidós) en el que usamos como inspiración una lista de términos. Este relato corresponde al día 11 de octubre.
Tenía 5 años la primera vez que su abuelo lo llevó a un partido de fútbol del equipo de su localidad. No entendió mucho, pero se contagió de los cánticos, la celebración de los goles y, sobre todo, de la alegría de su abuelo al mirar el marcador tras el pitido final.
No siempre celebraron, pero poco a poco fue haciendo suyo aquel lugar.
Después, llegó también su hermana y aquel lugar se convirtió en su templo los domingos.
No lo sabían, pero echaron raíces. Unas que siempre les atarían aunque estuvieran lejos.
Hoy, esas raíces le han traído de vuelta. El abuelo ya no está y le ha costado enormemente volver sin él. Cuando suena el himno del equipo, llora pensando en él. Pero se promete que, precisamente por él, no fallará ni un partido y celebrará por los dos cada tanto.
Imagen propia: estadio Carlos Belmonte, Albacete.